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"No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida". El poeta Juan Gelman describía con estos versos el dolor que le provocaba ser, a finales de los años setenta, un exiliado que huía de la dictadura militar argentina.
Hoy día, la fuerza que empuja al exilio ya no es política —ni, afortunadamente, la represión—, sino sobre todo económica, y lo que persiguen los expatriados es una experiencia profesional breve —la permanencia media en el nuevo país es de 2,6 años— y que el esfuerzo merezca la pena. Para algunos, ese esfuerzo tiene una justificación cultural (conocer otras sociedades), económica (percibir elevados salarios) o, simplemente, se trata de una respuesta a las necesidades de la compañía. Otro exilio distinto es el de la emigración forzosa por la falta de expectativas económicas en España Pero ese es otro articulo y otro dolor.
En la actual tesitura económica, miles de empresas españolas han entendido que la internacionalización es una asignatura obligatoria y para aprobarla llevan tiempo desplazando personal a los países donde acumulan intereses comerciales. Repsol tiene 735 expatriados (en 2009 eran 858), repartidos en 35 países. Cerca del 3% de todos sus trabajadores. Es la compañía de nuestro país que más empleados mantiene fuera, y sus responsables estiman que debido a su expansión en Rusia, Angola, Mauritania, China y Alaska, su número aumentará a corto plazo.
Otra firma energética, Gamesa, que ya vende el 92% de sus megavatios en el exterior, tiene 292 expatriados, de los que el 44% son de larga duración y un 56% de corta. La multinacional, que trabaja en unos 50 países, reparte estos exiliados económicos sobre todo entre Asia (35%), Europa (33%) y América (30%). Y de entre todas las necesidades que tienen estos profesionales, tal ven sean el trabajo del cónyuge y la escolarización de los hijos el binomio que reclama una atención más especial. Precisamente porque se sale de lo estándar.
Y es que si hiciésemos la radiografía del expatriado de una multinacional nos mostraría un hombre (71,7%) soltero (48%), con una edad media de 37 años y que domina el inglés (90%). Así lo cuenta el informe Política de expatñatián en multinacionales, elaborado por el IESE y Ernst & Young, que tam bien menciona a las constructoras como un generador de este tipo de procesos.
En concreto, OHL tiene trabajando fuera del territorio a 186 personas distribuidas en 15 países, siendo los grupos más numerosos los de Argelia (46) y Canadá (25). ¿Crecerán estas cifras? "Dependerá", aseguran en la constructora, "de los nuevos proyectos que se adjudiquen al grupo".
Con mayor o menor actividad, el negocio de los expatriados crece con fuerza de la mano de ese proceso de intemacionalización obligada. Estos exiliados económicos necesitan viviendas en su nuevo lugar de destino, seguros médicos, colegios para los niños, servicios de mudanzas, vehículos privados, asesoramiento financiero y fiscal e incluso transportar sus mascotas.
La auditora KPMG —un jugador muy activo en esta floreciente industria— cuenta que gestiona más de 2.000 expatriados en los cinco continentes. Una cifra que ha crecido el 15% respecto al año anterior. Su ayuda se dirige sobre todo a temas fiscales y "la ofrecemos" —reflexiona María Antonia del Río, directora del área de people services de KPMG Abogados— "en todo el proceso: en la salida, durante el tiempo que está expatriado y cuando vuelve. Muchas empresas no consideran estos .tres aspectos en conjunto y se equivocan".
En busca de esta necesaria precisión, expertos como Bárbara Pardo de Santayana, socia responsable del área de human capital de Ernst & Young Abogados, aconseja pactar las retribuciones de los expatriados en términos de salarios netos (así lo hace, por ejemplo, Repsol) "para que la fiscalidad no sea un problema de cara al empleado". Se han dado casos de grupos de expatriados que no han "cumplido sus obligaciones tributarias en los países de destino" y esto "ha generado un serio problema de reputación para la empresa", advierte Pardo de Santayana Con estos antecedentes no resulta extraño el boom que disfrutan estos servicios de asesoría.
"Su importancia va en aumento.
El nivel de exigencia y el número de expatriados crecerán junto a la dificultad de las realidades que nos encontraremos, ya que cada vez más los nuevos mercados se hallan en países emergentes, y en estas naciones la calidad de los servicios de expatriación es un reto para quienes los ofrecen", avanza Teresa Albertos, directora de recursos humanos de Accenture.
Uno de esos servicios indispensables para los expatriados españoles, y que están generando un negocio creciente para las aseguradoras, son los seguros de salud.
La demanda de estos productos vive "un incremento constante debido al aumento de empresas que salen fuera. De hecho, se puede hablar de un 15% anual", apunta Thierry Planet, director del área internacional de March Unipsa.
Incluso algunas firmas han creado entidades específicas para vender este tipo de seguros. Se trata, en palabras de Iván Órtego, director comercial Expatríales del Grupo Liberty Seguros, "de estar siempre al lado de los clientes, garantizando y protegiendo sus necesidades".
A la sombra de teda esta emigración económica ha surgido un abundante grupo de empresas —en el sector se las denomina por su terminología inglesa, relocations— que quieren ocuparse de todos los servicios que necesitan los expatriados, desde la mudanza hasta los temas fiscales. Relocations España es una de ellas. Lo singular es que su negocio ha cambiado drásticamente.. Hasta hace no mucho se encargaban sobre todo de recibir a trabajadores extranjeros que llegaban a España; ahora es el viaje contrario.
"Un 40% de nuestra actividad es la colocación en el exterior. Antes de la crisis era un porcentaje reducido", admite Marta Gómez, directora de busíness development de Relocations España.
La crisis también ha cambiado más cosas. En el pasado, el perfil del expatriado era un alto directivo que tenía unas perspectivas de estancia de largo plazo. Actualmente es un profesional más técnico, destinado por poco tiempo y con menos apoyo económico de la empresa.
Pero de todos los servicios que precisan estos profesionales, el de mudanzas es, sin duda, el más inexcusable. De ahí, quizá, procedan sus buenas cifras. "En los últimos años han aumentado un 25% estos servicios especializados de transporte en el exterior", señala Charo Alvaro, directora de marketing de la compañía de mudanzas Gil Stauffer. "Aunque la situación ahora tiende a estabilizarse, reduciéndose la diferencia entre exportaciones e importaciones".
Y es que expatriarse no resulta siempre un movimiento idílico. Muchas veces el regreso al país de origen genera severos problemas. "A largo plazo vale la pena aceptar una expatriación, pero a corto la reincorporación después de estar tres o cinco años fuera no resulta fácil. Hay muchos profesionales que se despiden al poco de llegar porque se encuentran desmotivados, al ver, por ejemplo, que quienes se han quedado progresan más, o porque no encajan en el puesto que les ofrecen", advierte Sebastian Reiche, profesor del IESE. Y remata: "Es un problema grave".
Pensemos de nuevo en los versos de Gelman: "Arao esta tierra ajena por lo que me da, por lo que no me da". Y si es cierto que los exiliados son inquilinos de la soledad, los expatriados tal vez lo sean de la distancia, la memoria y, sobre todo, de las imposiciones económicas de nuestro tiempo. ¦ Repsol es la empresa española con más'' ''expatriados: 735 Se ofrecen todo tipo de servicios: desde hacer ia mudanza hasta buscar colegios.
Autor: Miguel Ángel García Vega
Fecha: 01 de Abril de 2012
Fuente: El País, Sección Dominical Pag 11